Tarantino falsea la historia con bastante gracia. No obstante la película no deja de ser emocionante, realista, y representativa de lo que fueron ciertos Nazis, cazadores de judíos en la segunda Guerra Mundial. No es fácil hacerse una opinión de esta película. Si uno se queda en la superficie (se trata de una farsa, y ello implica que nada de lo que veamos debe ser tomado muy en serio como suceso histórico, por ello no es recomendable para público no muy conocedor de la realidad de la Segunda Guerra Mundial), “Malditos bastardos” le parecerá ingeniosa, entretenida y muy vistosa. Si rasca un poquito, es probable que descubra que el guión no sólo es endeble como trama, sino que flojea notablemente a la hora de resolver las mismas situaciones que con tanto suspenso y tan brillantes diálogos ha sabido construir. Y si ahonda un poco más, es posible que se sienta violento por haberse reído de cosas que, realmente, no está seguro de que puedan ser tratadas en clave de farsa (ese comienzo, tan brillante como frívolo…). Pero como somos librepensadores, que cada espectador elija su lectura, y todos contentos. Eso sí, en una cosa estarán todos de acuerdo: el papel y la interpretación de Christoph Waltz son, sencillamente, de lo más brillante de la última década. Sin ellos, la película se desinflaría como un globo pinchado.
Después de 30 años de carrera, el actor de 53 años pasa por el mejor momento de su vida profesional gracias a su interpretación del lenguaraz y cínico oficial de las SS Hans Landa. Un trabajo que relegó al mismo Brad Pitt a la sombra.
Por otro lado, el personaje de Brad Pitt se llama Aldo Raine, alias "Aldo El Apache", el líder no judío de una unidad de soldados americanos/alemanes llamados "The Basterds", no le permite desempeñar una gran demostración de sus cualidades actorales aunque, por momentos hace lucir al personaje.
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